MACSER apuesta por la sostenibilidad: productos ecológicos y economía circular
El sector de la limpieza profesional en España está experimentando una revolución verde. Con una facturación de 5.200 millones de euros en 2023 (según ASPEL), las empresas están adoptando modelos sostenibles para cumplir con la Ley de Residuos 7/2022 y las exigencias de clientes corporativos. Hoteles, hospitales y administraciones públicas demandan servicios con certificaciones como EU Ecolabel o Cradle to Cradle.
Sin embargo, el camino no está exento de desafíos: los costes de los productos ecológicos son un 30% más altos que los tradicionales, y la formación de empleados en nuevas técnicas requiere inversión.
1. El mercado de la limpieza ecológica: cifras y actores
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Según un informe de ASPEL (Asociación de Empresas de Limpieza Pública), el 45% de las empresas del sector ha incorporado al menos un producto sostenible en sus servicios en 2024.
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La Comunidad de Madrid y Cataluña lideran la transición, con ayudas públicas como el Plan Renove de Maquinaria de Limpieza (dotado con 12 millones de euros).
2. Retos: costes, legislación y formación
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Productos químicos: Un litro de desinfectante tradicional cuesta 1,20€, frente a los 1,80€ de su versión ecológica (datos de ANEPLA).
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Nuevos perfiles laborales: Cursos en economía circular o manejo de máquinas de ozono son ya obligatorios en empresas como Clece (Grupo FCC).
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Entrevista a Juan Martínez, director de ASPEL:
«La sostenibilidad no es una opción, pero necesitamos más subvenciones para que las pymes no queden fuera».
3. Innovaciones tecnológicas
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Sistemas de dosificación inteligente: Equipos como EcoFlex de Kärcher ajustan el uso de químicos según la suciedad.
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Biodegradabilidad: La empresa valenciana Ecover ha lanzado un detergente que se descompone en 72 horas.
4. La voz de los trabajadores
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Según un sondeo de CCOO, el 60% del personal de limpieza desconoce cómo manipular productos ecológicos.
El futuro de la limpieza profesional pasa por la economía circular y la digitalización. Aunque España avanza más lento que países como Alemania o Suecia, las subvenciones de los fondos Next Generation podrían acelerar el cambio. El gran reto sigue siendo equilibrar costes y sostenibilidad sin dejar atrás a las pymes.